Hoja frágil de otoño
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Frágil. Lo más valioso, siempre es frágil. Dejar entrar a mi atmósfera la obra de Pruden fue dejarme llevar a los lugares más vulnerables de la naturaleza humana. “El miedo es siempre un niño que se tragó toda la mar de golpe”. Cuando la vida golpea, el poemario se hace eco de una grave agresión, es la apertura a un nuevo cosmos. Y eso asusta. Así se propaga la vida, a través de lo frágil. Los niños que fuimos y que encerramos en lápidas prematuras, son evocados para volver a encender la luna. El autor desnuda su interioridad con una honesta sensibilidad estética. Esta estética no podría emerger, si las falsas seguridades permanecieran intactas. Elogio el coraje de Pruden para romperse y abrirse. Y florecer don para otros. Incluso cuando relata los episodios que conducen a los últimos días de la muerte de su padre: “Olvidé incluso (…) cómo ir añadiendo tu nombre, mi nombre… por mucho que todos respirarais en mí. Por mucho que tú, voz grave pero anónima, me preguntaras: padre, ¿cómo estás?”. En medio de un mundo febril y violento, todo confluye en una perfecta danza. Danza lírica que palpita entre los que se pierde y aún no es. Necesitamos esta poesía. La poesía que brota fértil, musical, ingenua, entre las ramas de nuestra historia personal e imperfecta: “Enjambre de agua/ a lomos del temporal/ hoja frágil de otoño, / violín roto…”
Lorena Ciocale, poeta argentina
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Descripción
Frágil. Lo más valioso, siempre es frágil. Dejar entrar a mi atmósfera la obra de Pruden fue dejarme llevar a los lugares más vulnerables de la naturaleza humana. “El miedo es siempre un niño que se tragó toda la mar de golpe”. Cuando la vida golpea, el poemario se hace eco de una grave agresión, es la apertura a un nuevo cosmos. Y eso asusta. Así se propaga la vida, a través de lo frágil. Los niños que fuimos y que encerramos en lápidas prematuras, son evocados para volver a encender la luna. El autor desnuda su interioridad con una honesta sensibilidad estética. Esta estética no podría emerger, si las falsas seguridades permanecieran intactas. Elogio el coraje de Pruden para romperse y abrirse. Y florecer don para otros. Incluso cuando relata los episodios que conducen a los últimos días de la muerte de su padre: “Olvidé incluso (…) cómo ir añadiendo tu nombre, mi nombre… por mucho que todos respirarais en mí. Por mucho que tú, voz grave pero anónima, me preguntaras: padre, ¿cómo estás?”. En medio de un mundo febril y violento, todo confluye en una perfecta danza. Danza lírica que palpita entre los que se pierde y aún no es. Necesitamos esta poesía. La poesía que brota fértil, musical, ingenua, entre las ramas de nuestra historia personal e imperfecta: “Enjambre de agua/ a lomos del temporal/ hoja frágil de otoño, / violín roto…”
Lorena Ciocale, poeta argentina
ISBN: 978-84-19793-70-6
Formato: 15 x 22 cm
Páginas: 84
Encuadernación: rústica con solapas
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